viernes, 30 de enero de 2015

039 ESPAÑA (EUROPA)


La familia es una institución intermedia entre el individuo y la sociedad, y nada la puede suplir totalmente. Ella misma se apoya sobre todo en una profunda relación interpersonal entre el esposo y la esposa, sostenida por el afecto y comprensión mutua. Para ello recibe la abundante ayuda de Dios en el sacramento del matrimonio, que comporta verdadera vocación a la santidad. Ojalá que los hijos contemplen más los momentos de armonía y afecto de los padres, que no los de discordia o distanciamiento, pues el amor entre el padre y la madre ofrece a los hijos una gran seguridad y les enseña la belleza del amor fiel y duradero. 

La familia es un bien necesario para los pueblos, un fundamento indispensable para la sociedad y un gran tesoro de los esposos durante toda su vida. Es un bien insustituible para los hijos, que han de ser fruto del amor, de la donación total y generosa de los padres. Proclamar la verdad integral de la familia, fundada en el matrimonio como Iglesia domésticasantuario de la vida, es una gran responsabilidad de todos.

VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI A VALENCIA (ESPAÑA) CON MOTIVO DEL V ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS

jueves, 29 de enero de 2015

COMUNICAR LA FAMILIA


MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA XLIX JORNADA MUNDIAL
DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES

Comunicar la familia: 
ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor


El tema de la familia está en el centro de una profunda reflexión eclesial y de un proceso sinodal que prevé dos sínodos, uno extraordinario –apenas celebrado– y otro ordinario, convocado para el próximo mes de octubre. En este contexto, he considerado oportuno que el tema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales tuviera como punto de referencia la familia. En efecto, la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. Volver a este momento originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista.

Podemos dejarnos inspirar por el episodio evangélico de la visita de María a Isabel (cf. Lc 1,39-56). «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a voz en grito: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”» (vv. 41-42).

Este episodio nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo. En efecto, la primera respuesta al saludo de María la da el niño saltando gozosamente en el vientre de Isabel. Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos incluso antes de venir al mundo. El seno materno que nos acoge es la primera «escuela» de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo, donde comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un ambiente protegido y con el sonido tranquilizador del palpitar del corazón de la mamá. Este encuentro entre dos seres a la vez tan íntimos, aunque todavía tan extraños uno de otro, es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia de comunicación. Y es una experiencia que nos acomuna a todos, porque todos nosotros hemos nacido de una madre.

Después de llegar al mundo, permanecemos en un «seno», que es la familia. Un seno hecho de personas diversas en relación; la familia es el «lugar donde se aprende a convivir en la diferencia» (Exort. ap. Evangelii gaudium, 66): diferencias de géneros y de generaciones, que comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe un vínculo. Y cuanto más amplio es el abanico de estas relaciones y más diversas son las edades, más rico es nuestro ambiente de vida. Es el vínculo el que fundamenta la palabra, que a su vez fortalece el vínculo. Nosotros no inventamos las palabras: las podemos usar porque las hemos recibido. En la familia se aprende a hablar la lengua materna, es decir, la lengua de nuestros antepasados (cf. 2 M7,25.27). En la familia se percibe que otros nos han precedido, y nos han puesto en condiciones de existir y de poder, también nosotros, generar vida y hacer algo bueno y hermoso. Podemos dar porque hemos recibido, y este círculo virtuoso está en el corazón de la capacidad de la familia de comunicarse y de comunicar; y, más en general, es el paradigma de toda comunicación.

La experiencia del vínculo que nos «precede» hace que la familia sea también el contexto en el que se transmite esa forma fundamental de comunicación que es la oración. Cuando la mamá y el papá acuestan para dormir a sus niños recién nacidos, a menudo los confían a Dios para que vele por ellos; y cuando los niños son un poco más mayores, recitan junto a ellos oraciones simples, recordando con afecto a otras personas: a los abuelos y otros familiares, a los enfermos y los que sufren, a todos aquellos que más necesitan de la ayuda de Dios. Así, la mayor parte de nosotros ha aprendido en la familia la dimensión religiosa de la comunicación, que en el cristianismo está impregnada de amor, el amor de Dios que se nos da y que nosotros ofrecemos a los demás.
Lo que nos hace entender en la familia lo que es verdaderamente la comunicación como descubrimiento y construcción de proximidad es la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan importantes las unas para las otras. Reducir las distancias, saliendo los unos al encuentro de los otros y acogiéndose, es motivo de gratitud y alegría: del saludo de María y del salto del niño brota la bendición de Isabel, a la que sigue el bellísimo canto del Magnificat, en el que María alaba el plan de amor de Dios sobre ella y su pueblo. De un «sí» pronunciado con fe, surgen consecuencias que van mucho más allá de nosotros mismos y se expanden por el mundo. «Visitar» comporta abrir las puertas, no encerrarse en uno mismo, salir, ir hacia el otro. También la familia está viva si respira abriéndose más allá de sí misma, y las familias que hacen esto pueden comunicar su mensaje de vida y de comunión, pueden dar consuelo y esperanza a las familias más heridas, y hacer crecer la Iglesia misma, que es familia de familias.
La familia es, más que ningún otro, el lugar en el que, viviendo juntos la cotidianidad, se experimentan los límites propios y ajenos, los pequeños y grandes problemas de la convivencia, del ponerse de acuerdo. No existe la familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva. Por eso, la familia en la que, con los propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una escuela de perdón. El perdón es una dinámica de comunicación: una comunicación que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se puede reanudar y acrecentar. Un niño que aprende en la familia a escuchar a los demás, a hablar de modo respetuoso, expresando su propio punto de vista sin negar el de los demás, será un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad.

A propósito de límites y comunicación, tienen mucho que enseñarnos las familias con hijos afectados por una o más discapacidades. El déficit en el movimiento, los sentidos o el intelecto supone siempre una tentación de encerrarse; pero puede convertirse, gracias al amor de los padres, de los hermanos y de otras personas amigas, en un estímulo para abrirse, compartir, comunicar de modo inclusivo; y puede ayudar a la escuela, la parroquia, las asociaciones, a que sean más acogedoras con todos, a que no excluyan a nadie.
Además, en un mundo donde tan a menudo se maldice, se habla mal, se siembra cizaña, se contamina nuestro ambiente humano con las habladurías, la familia puede ser una escuela de comunicación como bendición. Y esto también allí donde parece que prevalece inevitablemente el odio y la violencia, cuando las familias están separadas entre ellas por muros de piedra o por los muros no menos impenetrables del prejuicio y del resentimiento, cuando parece que hay buenas razones para decir «ahora basta»; el único modo para romper la espiral del mal, para testimoniar que el bien es siempre posible, para educar a los hijos en la fraternidad, es en realidad bendecir en lugar de maldecir, visitar en vez de rechazar, acoger en lugar de combatir.

Hoy, los medios de comunicación más modernos, que son irrenunciables sobre todo para los más jóvenes, pueden tanto obstaculizar como ayudar a la comunicación en la familia y entre familias. La pueden obstaculizar si se convierten en un modo de sustraerse a la escucha, de aislarse de la presencia de los otros, de saturar cualquier momento de silencio y de espera, olvidando que «el silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido» (Benedicto XVI,Mensaje para la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24 enero 2012). La pueden favorecer si ayudan a contar y compartir, a permanecer en contacto con quienes están lejos, a agradecer y a pedir perdón, a hacer posible una y otra vez el encuentro. Redescubriendo cotidianamente este centro vital que es el encuentro, este «inicio vivo», sabremos orientar nuestra relación con las tecnologías, en lugar de ser guiados por ellas. También en este campo, los padres son los primeros educadores. Pero no hay que dejarlos solos; la comunidad cristiana está llamada a ayudarles para vivir en el mundo de la comunicación según los criterios de la dignidad de la persona humana y del bien común.
El desafío que hoy se nos propone es, por tanto, volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información. Esta es la dirección hacia la que nos empujan los potentes y valiosos medios de la comunicación contemporánea. La información es importante pero no basta, porque a menudo simplifica, contrapone las diferencias y las visiones distintas, invitando a ponerse de una u otra parte, en lugar de favorecer una visión de conjunto.

La familia, en conclusión, no es un campo en el que se comunican opiniones, o un terreno en el que se combaten batallas ideológicas, sino un ambiente en el que se aprende a comunicar en la proximidad y un sujeto que comunica, una «comunidad comunicante». Una comunidad que sabe acompañar, festejar y fructificar. En este sentido, es posible restablecer una mirada capaz de reconocer que la familia sigue siendo un gran recurso, y no sólo un problema o una institución en crisis. Los medios de comunicación tienden en ocasiones a presentar la familia como si fuera un modelo abstracto que hay que defender o atacar, en lugar de una realidad concreta que se ha de vivir; o como si fuera una ideología de uno contra la de algún otro, en lugar del espacio donde todos aprendemos lo que significa comunicar en el amor recibido y entregado. Narrar significa más bien comprender que nuestras vidas están entrelazadas en una trama unitaria, que las voces son múltiples y que cada una es insustituible.

La familia más hermosa, protagonista y no problema, es la que sabe comunicar, partiendo del testimonio, la belleza y la riqueza de la relación entre hombre y mujer, y entre padres e hijos. No luchamos para defender el pasado, sino que trabajamos con paciencia y confianza, en todos los ambientes en que vivimos cotidianamente, para construir el futuro.

Vaticano, 23 de enero de 2015
Vigilia de la fiesta de San Francisco de Sales.

Francisco

lunes, 26 de enero de 2015

038 ESLOVENIA (EUROPA)


Ahora quisiera dirigirme idealmente a toda la Iglesia en Eslovenia, que dignamente representáis aquí. Quisiera hablar al corazón de cada creyente, en todos  los rincones de vuestra amada tierra.
A todos y a cada uno quisiera decirle:  Iglesia que vives en Eslovenia, "escoge la vida"; escoge, por encima de todo, este preciosísimo don de Dios creador y salvador. Lleva este don a quien no tiene fuerza para perdonar, a los hombres y mujeres que han experimentado la amargura del fracaso de su matrimonio; llévalo a los jóvenes, muy a menudo víctimas de ídolos falsos; llévalo a las familias eslovenas, para que vivan con confianza y generosidad su ardua misión; llévalo a todos los que colaboran en la obra del reino de Dios, para que no se desalienten ante las dificultades; llévalo a los que contribuyen con su trabajo, especialmente desempeñando responsabilidades públicas, al bien común de todos los ciudadanos.
Iglesia que, en Eslovenia, eres peregrina de esperanza; continúa el camino emprendido hace 1250 años y cruza con valentía y confianza el umbral del tercer milenio. Sigue los pasos de Cristo; sigue el ejemplo de san Andrés apóstol, patrono de esta diócesis de Maribor, y del beato obispo Anton Martin Slomsek, modelo  de pastor clarividente e incansable.
Que vele sobre ti y todos tus proyectos María santísima, Madre y Reina de Eslovenia, a la que tus habitantes veneran con el título de Marija Pomagaj. Te aseguro, amada Iglesia que vives en Eslovenia, y a cada uno de tus miembros, así como a todo el pueblo esloveno, mi recuerdo en la oración, y de corazón os bendigo a todos y cada uno. Homilia del Papa San Juan Pablo II en su viaje a Eslovenia 1999. Oramos por las familias Eslovenas.

viernes, 23 de enero de 2015

037 ESLOVAQUIA (EUROPA)

He aquí la lección que debemos sacar hoy:  es urgente educarse en la libertad. En particular, es urgente que, en las familias, los padres eduquen en la verdadera libertad a sus hijos, para prepararlos a dar la respuesta oportuna a la llamada de Dios. Las familias son el vivero donde se forman las plantitas de las nuevas generaciones. En las familias se forja el futuro de la nación. ....

Cada uno de nosotros está invitado a reflexionar en la actitud de la Virgen:  para cada uno Dios tiene un proyecto, a cada uno dirige su "llamada". Lo que cuenta es saber reconocer esa llamada, acogerla y serle fiel.

5. Queridos hermanos y hermanas, ¡abramos nuestro corazón a Dios! En la variedad y riqueza de las diversas vocaciones, cada uno está llamado, a ejemplo de María, a acoger a Dios en su vida y a recorrer con él los caminos del mundo, anunciando su Evangelio y testimoniando su amor.

Asumamos hoy todos juntos este compromiso, poniéndolo con confianza en las manos maternas de María. Que su intercesión nos obtenga el don de una fe fuerte, que haga límpido el horizonte de la existencia y transparentes la mente, el espíritu y el corazón.

Encomiendo a la Virgen María vuestra diócesis de Banská Bystrica, a vuestro obispo, a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, y a todos vosotros.
Amén.VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II A ESLOVAQUIA HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II Banská Bystrica Viernes 12 de septiembre de 2003.

MENSAJE PARA LA XLIX JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES: COMUNICAR LA FAMILIA.

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA XLIX JORNADA MUNDIAL
DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES

Comunicar la familia: 
ambiente privilegiado del encuentro en la gratuidad del amor


El tema de la familia está en el centro de una profunda reflexión eclesial y de un proceso sinodal que prevé dos sínodos, uno extraordinario –apenas celebrado– y otro ordinario, convocado para el próximo mes de octubre. En este contexto, he considerado oportuno que el tema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales tuviera como punto de referencia la familia. En efecto, la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. Volver a este momento originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista.

Podemos dejarnos inspirar por el episodio evangélico de la visita de María a Isabel (cf. Lc 1,39-56). «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a voz en grito: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”» (vv. 41-42).

Este episodio nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo. En efecto, la primera respuesta al saludo de María la da el niño saltando gozosamente en el vientre de Isabel. Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos incluso antes de venir al mundo. El seno materno que nos acoge es la primera «escuela» de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo, donde comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un ambiente protegido y con el sonido tranquilizador del palpitar del corazón de la mamá. Este encuentro entre dos seres a la vez tan íntimos, aunque todavía tan extraños uno de otro, es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia de comunicación. Y es una experiencia que nos acomuna a todos, porque todos nosotros hemos nacido de una madre.
Después de llegar al mundo, permanecemos en un «seno», que es la familia. Un seno hecho de personas diversas en relación; la familia es el «lugar donde se aprende a convivir en la diferencia» (Exort. ap. Evangelii gaudium, 66): diferencias de géneros y de generaciones, que comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe un vínculo. Y cuanto más amplio es el abanico de estas relaciones y más diversas son las edades, más rico es nuestro ambiente de vida. Es el vínculo el que fundamenta la palabra, que a su vez fortalece el vínculo. Nosotros no inventamos las palabras: las podemos usar porque las hemos recibido. En la familia se aprende a hablar la lengua materna, es decir, la lengua de nuestros antepasados (cf. 2 M7,25.27). En la familia se percibe que otros nos han precedido, y nos han puesto en condiciones de existir y de poder, también nosotros, generar vida y hacer algo bueno y hermoso. Podemos dar porque hemos recibido, y este círculo virtuoso está en el corazón de la capacidad de la familia de comunicarse y de comunicar; y, más en general, es el paradigma de toda comunicación.

La experiencia del vínculo que nos «precede» hace que la familia sea también el contexto en el que se transmite esa forma fundamental de comunicación que es la oración. Cuando la mamá y el papá acuestan para dormir a sus niños recién nacidos, a menudo los confían a Dios para que vele por ellos; y cuando los niños son un poco más mayores, recitan junto a ellos oraciones simples, recordando con afecto a otras personas: a los abuelos y otros familiares, a los enfermos y los que sufren, a todos aquellos que más necesitan de la ayuda de Dios. Así, la mayor parte de nosotros ha aprendido en la familia la dimensión religiosa de la comunicación, que en el cristianismo está impregnada de amor, el amor de Dios que se nos da y que nosotros ofrecemos a los demás.

Lo que nos hace entender en la familia lo que es verdaderamente la comunicación como descubrimiento y construcción de proximidad es la capacidad de abrazarse, sostenerse, acompañarse, descifrar las miradas y los silencios, reír y llorar juntos, entre personas que no se han elegido y que, sin embargo, son tan importantes las unas para las otras. Reducir las distancias, saliendo los unos al encuentro de los otros y acogiéndose, es motivo de gratitud y alegría: del saludo de María y del salto del niño brota la bendición de Isabel, a la que sigue el bellísimo canto del Magnificat, en el que María alaba el plan de amor de Dios sobre ella y su pueblo. De un «sí» pronunciado con fe, surgen consecuencias que van mucho más allá de nosotros mismos y se expanden por el mundo. «Visitar» comporta abrir las puertas, no encerrarse en uno mismo, salir, ir hacia el otro. También la familia está viva si respira abriéndose más allá de sí misma, y las familias que hacen esto pueden comunicar su mensaje de vida y de comunión, pueden dar consuelo y esperanza a las familias más heridas, y hacer crecer la Iglesia misma, que es familia de familias.

La familia es, más que ningún otro, el lugar en el que, viviendo juntos la cotidianidad, se experimentan los límites propios y ajenos, los pequeños y grandes problemas de la convivencia, del ponerse de acuerdo. No existe la familia perfecta, pero no hay que tener miedo a la imperfección, a la fragilidad, ni siquiera a los conflictos; hay que aprender a afrontarlos de manera constructiva. Por eso, la familia en la que, con los propios límites y pecados, todos se quieren, se convierte en una escuela de perdón. El perdón es una dinámica de comunicación: una comunicación que se desgasta, se rompe y que, mediante el arrepentimiento expresado y acogido, se puede reanudar y acrecentar. Un niño que aprende en la familia a escuchar a los demás, a hablar de modo respetuoso, expresando su propio punto de vista sin negar el de los demás, será un constructor de diálogo y reconciliación en la sociedad.

A propósito de límites y comunicación, tienen mucho que enseñarnos las familias con hijos afectados por una o más discapacidades. El déficit en el movimiento, los sentidos o el intelecto supone siempre una tentación de encerrarse; pero puede convertirse, gracias al amor de los padres, de los hermanos y de otras personas amigas, en un estímulo para abrirse, compartir, comunicar de modo inclusivo; y puede ayudar a la escuela, la parroquia, las asociaciones, a que sean más acogedoras con todos, a que no excluyan a nadie.

Además, en un mundo donde tan a menudo se maldice, se habla mal, se siembra cizaña, se contamina nuestro ambiente humano con las habladurías, la familia puede ser una escuela de comunicación como bendición. Y esto también allí donde parece que prevalece inevitablemente el odio y la violencia, cuando las familias están separadas entre ellas por muros de piedra o por los muros no menos impenetrables del prejuicio y del resentimiento, cuando parece que hay buenas razones para decir «ahora basta»; el único modo para romper la espiral del mal, para testimoniar que el bien es siempre posible, para educar a los hijos en la fraternidad, es en realidad bendecir en lugar de maldecir, visitar en vez de rechazar, acoger en lugar de combatir.

Hoy, los medios de comunicación más modernos, que son irrenunciables sobre todo para los más jóvenes, pueden tanto obstaculizar como ayudar a la comunicación en la familia y entre familias. La pueden obstaculizar si se convierten en un modo de sustraerse a la escucha, de aislarse de la presencia de los otros, de saturar cualquier momento de silencio y de espera, olvidando que «el silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido» (Benedicto XVI,Mensaje para la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24 enero 2012). La pueden favorecer si ayudan a contar y compartir, a permanecer en contacto con quienes están lejos, a agradecer y a pedir perdón, a hacer posible una y otra vez el encuentro. Redescubriendo cotidianamente este centro vital que es el encuentro, este «inicio vivo», sabremos orientar nuestra relación con las tecnologías, en lugar de ser guiados por ellas. También en este campo, los padres son los primeros educadores. Pero no hay que dejarlos solos; la comunidad cristiana está llamada a ayudarles para vivir en el mundo de la comunicación según los criterios de la dignidad de la persona humana y del bien común.

El desafío que hoy se nos propone es, por tanto, volver a aprender a narrar, no simplemente a producir y consumir información. Esta es la dirección hacia la que nos empujan los potentes y valiosos medios de la comunicación contemporánea. La información es importante pero no basta, porque a menudo simplifica, contrapone las diferencias y las visiones distintas, invitando a ponerse de una u otra parte, en lugar de favorecer una visión de conjunto.

La familia, en conclusión, no es un campo en el que se comunican opiniones, o un terreno en el que se combaten batallas ideológicas, sino un ambiente en el que se aprende a comunicar en la proximidad y un sujeto que comunica, una «comunidad comunicante». Una comunidad que sabe acompañar, festejar y fructificar. En este sentido, es posible restablecer una mirada capaz de reconocer que la familia sigue siendo un gran recurso, y no sólo un problema o una institución en crisis. Los medios de comunicación tienden en ocasiones a presentar la familia como si fuera un modelo abstracto que hay que defender o atacar, en lugar de una realidad concreta que se ha de vivir; o como si fuera una ideología de uno contra la de algún otro, en lugar del espacio donde todos aprendemos lo que significa comunicar en el amor recibido y entregado. Narrar significa más bien comprender que nuestras vidas están entrelazadas en una trama unitaria, que las voces son múltiples y que cada una es insustituible.

La familia más hermosa, protagonista y no problema, es la que sabe comunicar, partiendo del testimonio, la belleza y la riqueza de la relación entre hombre y mujer, y entre padres e hijos. No luchamos para defender el pasado, sino que trabajamos con paciencia y confianza, en todos los ambientes en que vivimos cotidianamente, para construir el futuro.

Vaticano, 23 de enero de 2015
Vigilia de la fiesta de San Francisco de Sales.

Francisco

jueves, 22 de enero de 2015

036 RUSIA (EUROPA)

Rusia es un Estado laico.30 La libertad de culto está garantizada por la Constitución.31
Según el Centro de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú, el 50.6 % de los adultos se considera adherente de la Iglesia ortodoxa rusa, mientras el 43.3 % se considera sencillamente cristiano.32 Aunque los ortodoxos rusos son predominantes, otras comunidades cristianas como los ortodoxos armenioscatólicosprotestantesmormones y testigos de Jehová también existen en cantidades menores. Según una ley de 1997 sobre religión, las cuatro religiones tradicionales de Rusia son la Iglesia ortodoxa rusa, el Islam, el Budismo y el Judaísmo. Todas las demás religiones deben cumplir una serie de requisitos para su inscripción y derecho a predicar. Se calcula que existen alrededor de 15 millones de musulmanes rusos, siendo así el Islam la segunda religión con más adherentes en Rusia. El budismo, especialmente de tipo tibetano o lamaísmo es mayoritario en algunas regiones del sur de Rusia, especialmente BuriatiaKalmukiaTuvá y Yakutia. En zonas rurales de SiberiaChukotka se practican cultos paganos y chamanistas de manera sincrética con religiones como el budismo y el cristianismo. Rusia es el sexto país con mayor cantidad de judíos después de IsraelEE. UU.CanadáReino Unido y Francia. También existen comunidades pequeñas de hare krishnasneopaganos. Se encuentra además un porcentaje muy superior al promedio internacional de ateísmo, en parte consecuencia de la pasada política soviética que, con base en los textos comunistas de Karl Marx, desalentaba la religión. ORAMOS POR LAS FAMILIAS RUSAS.

martes, 20 de enero de 2015

035 RUMANIA (EUROPA)


Aunque a veces se han producido incomprensiones y, por desgracia, dolorosas fracturas dentro del único e indiviso cuerpo místico de Cristo, más fuerte que cualquier división sigue siendo la certeza de lo que une a todos los creyentes y de la llamada común a la unidad. Al final del segundo milenio, los senderos que se habían separado comienzan a acercarse, y se intensifica el movimiento ecuménico, que busca alcanzar la unidad plena de los creyentes. Los signos de este incesante camino hacia la unidad están presentes también en vuestra tierra, Rumanía, país que en su cultura, su lengua y su historia mantiene vivas las huellas de la tradición latina y oriental. Deseo vivamente que la oración de Jesús en el cenáculo: «Padre, que sean uno» (cf. Jn 17, 21), esté siempre en vuestros labios y jamás deje de latir en vuestro corazón. 
VIAJE PASTORAL A RUMANÍA
HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

Bucarest, domingo 9 de mayo de 1999

lunes, 19 de enero de 2015

034 PORTUGAL (EUROPA)

Al terminar nuestra celebración eucarística de la Ascensión del Señor al cielo, nuestro pensamiento se eleva hacia la Virgen María como si estuviéramos a punto de volver juntos al Cenáculo. Es la devoción tradicional del Avemaría, en su forma pascual Regina coeli.
A ella, desde los tiempos más remotos, le fueron confiados los hijos e hijas de la diócesis de Funchal, como lo atestigua vuestra catedral de Nuestra Señora de la Asunción, asegurando vuestros tesoros más preciosos: la fe y la comunidad cristiana en las que habéis hallado las fuentes de la salvación. Lo atestiguan los nichos y las capillas en los cruces de caminos... Pero es particularmente la Virgen del Monte la que allí; desde la altura, vigila y acoge el corazón de los habitantes de Madeira. ¡Los hombres tienen necesidad de María! En ella encontramos de hecho, el acceso al Corazón de su Hijo, único lugar en el que nuestra inquietud podrá encontrar paz; en el que nuestros dolores encontrarán consuelo, y en el que nuestros propósitos de vida coherente con los valores evangélicos, encontrarán vigor y constancia.
¡Orad con fervor a María Santísima! Sentidla a vuestro lado y consagraros a ella, renovándole a lo largo del día vuestra confianza y ternura, para que os acompañe en los quehaceres diarios. Que su recuerdo esté vivo en las familias, especialmente en la oración diaria del rosario. Es una cita diaria a la que ella y yo no faltamos: si queréis estar juntos en el corazón del Papa durante algunos momentos, os propongo la hora del rosario, en la que os recuerdo a todos vosotros ante la Virgen; desearía que también vosotros me recordarais ante ella de la misma manera. DEL ANGELUS DEL PAPA SAN JUAN PABLO II EN SU VIAJE A PORTUGAL EN MAYO DE 1991.

sábado, 17 de enero de 2015

033 POLONIA (EUROPA)


Me dirijo también a nuestras familias polacas; a vosotros, padres y madres. Es preciso que la familia tome una firme actitud de defensa de su hogar, de defensa de la dignidad de toda persona. Proteged vuestra familia contra la pornografía, que hoy invade, bajo diversas formas, la conciencia del hombre, especialmente de los niños y los jóvenes. Defended la pureza de las costumbres en vuestro hogar y en la sociedad. La educación en la pureza es una de las grandes tareas de la evangelización que hemos de realizar. Cuanto más pura sea la familia, tanto más sana será la nación. Y nosotros queremos seguir siendo una nación digna de su nombre y de su vocación cristiana.
«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5, 8).


JUAN PABLO II HOMILÍA VIAJE A POLONIA
Sandomierz, sábado 12 de junio 1999 

viernes, 16 de enero de 2015

DISCURSO DEL PAPA A LAS FAMILIAS (FILIPINAS)




ROMEREPORTS LEA EL DISCURSO COMPLETO DEL PAPA Estimadas familias Queridos amigos en Cristo

 Muchas gracias por vuestra presencia aquí esta noche y por el testimonio de vuestro amor a Jesús y a su Iglesia. Agradezco a monseñor Reyes, Presidente de la Comisión Episcopal de Familia y Vida, sus palabras de bienvenida. Y, de una manera especial, doy las gracias a los que han presentado sus testimonios y han compartido su vida de fe con nosotros. Las Escrituras rara vez hablan de san José, pero cuando lo hacen, a menudo lo encuentran descansando, mientras un ángel le revela la voluntad de Dios en sueños. En el pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar, nos encontramos con José que descansa no una vez sino dos veces. Esta noche me gustaría descansar en el Señor con todos vosotros, y reflexionar sobre el don de la familia.

 A José le fue revalada la voluntad de Dios durante el descanso. En este momento de descanso en el Señor, cuando nos detenemos de nuestras muchas obligaciones y actividades diarias, Dios también nos habla. Él nos habla en la lectura que acabamos de escuchar, en nuestra oración y testimonio, y en el silencio de nuestro corazón. Reflexionemos sobre lo que el Señor nos quiere decir, especialmente en el Evangelio de esta tarde.

Hay tres aspectos de este pasaje que me gustaría que considerásemos: descansar en el Señor, levantarse con Jesús y María, y ser una voz profética. Descansar en el Señor. El descanso es necesario para la salud de nuestras mentes y cuerpos, aunque a menudo es muy difícil de lograr debido a las numerosas obligaciones que recaen sobre nosotros. Pero el descanso es también esencial para nuestra salud espiritual, para que podamos escuchar la voz de Dios y entender lo que él nos pide. José fue elegido por Dios para ser el padre putativo de Jesús y el esposo de María. Como cristianos, también vosotros estáis llamados, al igual que José, a construir un hogar para Jesús. Le preparáis un hogar en vuestros corazones, vuestras familias, vuestras parroquias y comunidades. Para oír y aceptar la llamada de Dios, y preparar una casa para Jesús, debéis ser capaces de descansar en el Señor. Debéis dedicar tiempo cada día a la oración.

Es posible que me digáis: Santo Padre, yo quiero orar, pero tengo mucho trabajo. Tengo que cuidar de mis hijos; además están las tareas del hogar; estoy muy cansado incluso para dormir bien. Y seguramente es así, pero si no oramos, no conoceremos la cosa más importante de todas: la voluntad de Dios sobre nosotros. Y a pesar de toda nuestra actividad y ajetreo, sin la oración, lograremos muy poco. Descansar en la oración es especialmente importante para las familias.

Donde primero aprendemos a orar es en la familia. Allí conseguimos conocer a Dios, crecer como hombres y mujeres de fe, vernos como miembros de la gran familia de Dios, la Iglesia. En la familia aprendemos a amar, a perdonar, a ser generosos y abiertos, no cerrados y egoístas. Aprendemos a ir más allá de nuestras propias necesidades, para encontrar a los demás y compartir nuestras vidas con ellos. Por eso es tan importante rezar en familia. Por eso las familias son tan importantes en el plan de Dios sobre la Iglesia. Crecer con Jesús y María. Esos momentos preciosos de reposo, de descanso con el Señor en la oración, son momentos que quisiéramos tal vez prolongar. Pero, al igual que san José, una vez que hemos oído la voz de Dios, debemos despertar, levantarnos y actuar (cf. Rm 13,11). La fe no nos aleja del mundo, sino que nos introduce más profundamente en él.

Cada uno de nosotros tiene un papel especial que desempeñar en la preparación de la venida del reino de Dios a nuestro mundo. Del mismo modo que el don de la sagrada Familia fue confiado a san José, así a nosotros se nos ha confiado el don de la familia y su lugar en el plan de Dios. El ángel del Señor le reveló a José los peligros que amenazaban a Jesús y María, obligándolos a huir a Egipto y luego a instalarse en Nazaret. Así también, en nuestro tiempo,

Dios nos llama a reconocer los peligros que amenazan a nuestras familias para protegerlas de cualquier daño. Las dificultades que hoy pesan sobre la vida familiar son muchas. Aquí, en las Filipinas, multitud de familias siguen sufriendo los efectos de los desastres naturales. La situación económica ha provocado la separación de las familias a causa de la migración y la búsqueda de empleo, y los problemas financieros gravan sobre muchos hogares. Si, por un lado, demasiadas personas viven en pobreza extrema, otras, en cambio, están atrapadas por el materialismo y un estilo de vida que destruye la vida familiar y las más elementales exigencias de la moral cristiana.

La familia se ve también amenazada por el creciente intento, por parte de algunos, de redefinir la institución misma del matrimonio, guiados por el relativismo, la cultura de lo efímero, la falta de apertura a la vida. Nuestro mundo necesita familias buenas y fuertes para superar estos peligros. Filipinas necesita familias santas y unidas para proteger la belleza y la verdad de la familia en el plan de Dios y para que sean un apoyo y ejemplo para otras familias. Toda amenaza para la familia es una amenaza para la propia sociedad. Como afirmaba a menudo san Juan Pablo II, el futuro de la humanidad pasa por la familia (cf. Familiaris Consortio, 85). Así pues, ¡proteged vuestras familias! Ved en ellas el mayor tesoro de vuestro país y sustentarlas siempre con la oración y la gracia de los sacramentos. Las familias siempre tendrán dificultades, así que no le añadáis otras. Más bien, sed ejemplo vivo de amor, de perdón y atención. Sed santuarios de respeto a la vida, proclamando la sacralidad de toda vida humana desde su concepción hasta la muerte natural. ¡Qué don para la sociedad si cada familia cristiana viviera plenamente su noble vocación! Levantaos con Jesús y María, y seguid el camino que el Señor traza para cada uno de vosotros.

 Por último, el Evangelio que hemos escuchado nos recuerda nuestro deber cristiano de ser voces proféticas en medio de nuestra sociedad. José escuchó al ángel del Señor, y respondió a la llamada de Dios a cuidar de Jesús y María. De esta manera, cumplió su papel en el plan de Dios, y llegó a ser una bendición no sólo para la sagrada Familia, sino para toda la humanidad. Con María, José sirvió de modelo para el niño Jesús, mientras crecía en sabiduría, edad y gracia (cf. Lc 2,52). Cuando las familias tienen hijos, los forman en la fe y en sanos valores, y les enseñan a colaborar en la sociedad, se convierten en una bendición para nuestro mundo. El amor de Dios se hace presente y operante a través de nuestro amor y de las buenas obras que hacemos. Extendemos el reino de Cristo en este mundo. Y al hacer esto, somos fieles a la misión profética que hemos recibido en el bautismo. 

Durante este año, que vuestros obispos han establecido como el Año de los Pobres, os pediría, como familias, que fuerais especialmente conscientes de vuestra llamada a ser discípulos misioneros de Jesús. Esto significa estar dispuestos a salir de vuestras casas y atender a nuestros hermanos y hermanas más necesitados. Os pido además que os preocupéis de aquellos que no tienen familia, en particular de los ancianos y niños sin padres. No dejéis que se sientan nunca aislados, solos y abandonados; ayudadlos para que sepan que Dios no los olvida. Incluso si vosotros mismos sufrís la pobreza material, tenéis una abundancia de dones cuando dais a Cristo y a la comunidad de su Iglesia. No escondáis vuestra fe, no escondáis a Jesús, llevadlo al mundo y dad el testimonio de vuestra vida familiar.

 Queridos amigos en Cristo, sabed que yo rezo siempre por vosotros. Rezo para que el Señor siga haciendo más profundo vuestro amor por él, y que este amor se manifieste en vuestro amor por los demás y por la Iglesia. No dejéis de rezar a menudo y que vuestra oración dé frutos en todo el mundo, de modo que todos conozcan a Jesucristo y su amor misericordioso.

Por favor, rezad también por mí, porque necesito verdaderamente vuestras oraciones y siempre cuento con ellas.

jueves, 15 de enero de 2015

032 NORUEGA (EUROPA)

CONTINUAMOS CON EL CONTINENTE EUROPEO
Alrededor del 77% de la población pertenece a la Iglesia evangélica luterana de Noruega, aunque muchos no son miembros practicantes. El Estado apoya a la Iglesia y el rey nombra a los clérigos. Sin embargo, está garantizada la libertad religiosa completa y existen grupos protestantes y católicos que representan al 4% de la población.
Los noruegos quedan registrados como miembros de la Iglesia de Noruega al ser bautizados, y hacen uso de los servicios de bautismos, confirmación, matrimonio y funerales, los cuales están muy arraigados en la cultura de este país.
Un poco más del 10% de la población no se encontraba afiliada a la iglesia oficial al 1 de enero de 2009. Otras denominaciones cristianas congregan el 4,2% de la población, incluyendo la Iglesia Libre Luterana Evangélica, la Iglesia católica, la Iglesia Bautista, la Iglesia Adventista del Séptimo Día,Iglesia Metodista y congregaciones pentecostales, entre otras. Entre las religiones no cristianas el islam es la más grande, y la segunda en mayor crecimiento. Un 1,5% de la población son musulmanes. Ésta es practicada por inmigrantes somalíes, árabes, albaneses y turcos, así como noruegos de ascendencia pakistaní.
Otras religiones que tienen menos de un 1% son el judaísmo, el mormonismo (Iglesia de Cristo (Santos de los Últimos Días)) y los testigos de Jehová. Los inmigrantes hindúes introdujeron el hinduismo, el cual cuenta con menos de 5,000 seguidores. El budismo cuenta con 11 asociaciones y alberga al 0,42% de la población. Algunas minorías sami retienen su religión chamanística a pesar de que fueron convertidos al cristianismo a finales del siglo XVIII por misioneros noruegos y daneses. ORAMOS POR SUS FAMILIAS. 

FILIPINAS (ASIA)

INICIAMOS CON EL CONTINENTE ASIÁTICO 
La cultura filipina es una combinación de la cultura oriental y occidental. Filipinas presenta aspectos encontrados en otros países asiáticos con un patrimonio malayo; sin embargo, su cultura también muestra una gran cantidad de influencias españolas y estadounidenses. Así, son comunes las fiestas tradicionales conocidas como barrio fiestas para conmemorar el día de fiesta de un santo al mismo tiempo que se celebran festivales como el de Moriones y el de Sinulog.Estas celebraciones comunitarias se acompañan de banquetes, música y baile. Algunas tradiciones, sin embargo, están cambiando poco a poco o están siendo olvidadas debido a la modernización
Uno de los legados hispanos más visibles es la prevalencia de nombres y apellidos de origen español entre los filipinos. Sin embargo, el nombre no necesariamente denota ascendencia española. Esta peculiaridad, única entre los pueblos de Asia, llegó como resultado de un decreto colonial, el Edicto de Clavería, para la distribución sistemática de nombres de familia y la aplicación del sistema de nombres español. Los nombres de muchas calles, ciudades y provincias también están castellano, además de que todas las lenguas habladas en Filipinas tienen cientos de préstamos hispanos.
El uso común de la lengua inglesa es un ejemplo del impacto estadounidense en la sociedad filipina. Ha contribuido a la plena aceptación e influencia de las tendencias de la cultura popular estadounidense. Esta afinidad se manifiesta en el gusto de los filipinos por la comida rápida, el cine y la música de Estados Unidos. Los puntos de venta de comida rápida se encuentran en las esquinas de las calles más importantes. Aunque las principales cadenas de comida rápida a nivel mundial han entrado en el mercado, las cadenas locales de comida rápida como Goldilocks y más notablemente Jollibee, la principal cadena de comida rápida en el país, han surgido y compiten con éxito contra sus rivales extranjeras..ORAMOS ESPECIALMENTE HOY POR SUS FAMILIAS Y POR LA VISITA QUE EL PAPA FRANCISCO ESTÁ REALIZANDO A ESTE PAÍS.

miércoles, 14 de enero de 2015

031 PAISES BAJOS (EUROPA)

Según la encuesta del Eurobarómetro de 2005, el 34% de los ciudadanos neerlandeses respondieron "Creo que hay un Dios", mientras que el 37% respondió "Creo que hay una especie de espíritu o fuerza vital" y el 27% dijo "No creo que exista ningún tipo de espíritu, dios, la vida o la fuerza".64Además el 41% de la población admitió que habitualmente piensan en el significado y el propósito de la vida y el 6% dijo que nunca lo pensaban. Pedimos por las familias de los Paises Bajos, por su fe y su salvación.

martes, 13 de enero de 2015

ESPECIAL

ESPECIAL DE CAMPAÑA DE ORACIÓN POR LA FAMILIA, PARA ORAR POR EL VIAJE DEL PAPA A ESTOS PAÍSES

lunes, 12 de enero de 2015

030 MONTENEGRO (EUROPA)

A causa de su ubicación geográfica, la cultura de Montenegro se ha moldeado gracias a diversas influencias en el transcurso de su historia, siendo las más importantes las de origen serbio, ortodoxo, eslavo, centroeuropeo y adriático.
Existen muchos lugares de gran importancia histórica y cultural en Montenegro, incluyendo sitios de los períodos pre-románicogótico y barroco. La zona costera de Montenegro es bastante conocida por sus diversos monumentos religiosos católicos, mientras en la zona interior la arquitectura y el arte religioso reflejan la influencia bizantina.
La danza tradicional es el oro que consiste en diversos bailarines que conforman un círculo al abrazarse de los hombros mientras uno o dos bailarines en solitario danzan al centro al ritmo de los tambores. La literatura en tanto se remonta a más de diez siglos atrás y ya en 1494 fue establecida la primera imprenta estatal en Cetinje de donde surgió el primer libro sudeslavo que fue impreso: el Oktoih. A esto se suman diversos manuscritos del siglo XIII guardados en monasterios. ORAMOS POR SUS FAMILIAS. 

sábado, 10 de enero de 2015

029 MÓNACO (EUROPA)

La religión oficial de Mónaco es la católica romana, profesada por alrededor de 80% de la población, posee una Archidiócesis creada en 1981 por el papa Juan Pablo II, la Archidiócesis de Mónaco (Archidioecesis Monoecensis) y dividida en 6 parroquias, algunos edificios religiosos incluyen la Catedral de San Nicolás, la Iglesia de San Carlos (Montecarlo), la Iglesia de Santa Devota (La Condamine) y una Sinagoga. El idioma principal y oficial de Mónaco es el francés, pero se hablan diversas lenguas, incluyendo el occitano y el monegasco, el idioma nacional del pueblo monegasco, perteneciente a las variantes del idioma ligur y enseñado en las escuelas junto con el francés; además, se usa el italiano con relativa frecuencia. Rezamos también por sus familias.

miércoles, 7 de enero de 2015

028 MOLDAVIA (EUROPA)

La localización del país, en el punto de contacto entre la Europa Central y la Europa del Este, hacen que su cultura esté influida fuertemente por las dos regiones. En los últimos dos siglos, la Europa Occidental también influyó significativamente en Moldavia, especialmente Francia y, en menor medida, Alemania. Hubo también una influencia de la cultura rusa tras la anexión hecha por el Imperio ruso en 1812, y después en 1940 (cuando Moldavia formaba parte de Rumanía) por la Unión Soviética. La historia y la cultura de Moldavia no se pueden entender sin estudiar la historia y la cultura de Rumanía.Oramos especialmente por las familias de Moldavia. 

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